Por Carlos Couso
Chamarro.
EL convenio colectivo recientemente pactado en Volkswagen
Navarra por la dirección de la empresa, UGT, CCOO y la Confederación de Cuadros
y Mandos (CC), es la antítesis de lo que tiene que ser el camino propuesto (y
defendido) desde la izquierda política y sindical para acabar con la situación
de crisis-atraco que vivimos, y que no puede ser otro que el del reparto del
trabajo y de la riqueza existente que es mucha, y más en una empresa y un grupo
industrial como Volkswagen, con más de 11.500 millones de euros de beneficios
anuales.
El convenio colectivo pactado en la factoría de Landaben no
contempla la reducción de los abusivos ritmos de trabajo en las cadenas de
producción, ni la posibilidad de limitar de alguna manera el crecimiento
constante de la ya elevadísima productividad de la empresa para cortar la
continua sangría de puestos de trabajo eliminados. Al revés, incrementa la
jornada laboral y la flexibilidad hasta disponer la empresa de 81 jornadas
anuales de producción por encima de esa jornada anual individual pactada.
Este escenario planteado para los próximos años va a
profundizar el deterioro del estado de la salud de la plantilla ya en estos
momentos muy alarmante, tal como se aprecia en la Memoria Sanitaria anual
(2012) elaborada por la propia empresa, y en la que se constata que un 20% de
los trabajadores y trabajadoras de las cadenas de producción presentan
limitaciones permanentes para el trabajo derivadas de su deteriorado estado de
salud.
Así, el futuro de muchos de los trabajadores y trabajadoras
de la empresa pinta mal a medio plazo, y podría afectar a su vez a la
viabilidad de la empresa, porque la edad media actual de la plantilla es de 45
años, y al final de vigencia del 8º convenio colectivo (año 2017) rondará los
50 años, con un 25% de la plantilla por encima de los 54 años. Demasiados
trabajadores y trabajadoras con demasiada edad, y con muy poca salud para
afrontar las draconianas condiciones de trabajo pactadas. Problema a la vista.
Problema que UGT, CCOO, CC y la propia empresa no han querido afrontar pactando
medidas concretas para su corrección en este convenio, y que por el contrario
van a dejar que se pudra hasta que se convierta en una situación de alarma
social cuya solución (final) sea costeada por la propia plantilla y el conjunto
de la sociedad navarra a cargo de sus dineros públicos.
En su delirio productivo, los firmantes del convenio
colectivo sitúan los salarios de las nuevas contrataciones en el 75% del
correspondiente a la categoría básica, de tal manera que los trabajadores y
trabajadoras que ingresen en adelante en la empresa percibirán salarios de hace
dos décadas. Este es el marco de las relaciones laborales injustas, abusivas,
irresponsables y antisociales, que se va a imponer en una empresa que en los
últimos cuatro años ha obtenido sus mejores resultados productivos y económicos
de sus casi 50 años de historia. Este desastroso acuerdo no ha sido producto de
la casualidad, es el resultado de la consolidación total de la empresa como
sistema de economía corporativa, en el que el beneficio empresarial se antepone
a todo lo demás, y en el que el falso sindicalismo mayoritario está plenamente
integrado como herramienta para el control, engaño, y contención de los
trabajadores, a través de las redes clientelares que han podido armar con el favor
y el reparto discriminatorio de productos (ingresos, ascensos, etc) cedidos por
la empresa.
Es así como han conseguido dejarnos en franca minoría a
quienes desde el sindicalismo de clase proponemos que los procesos de
negociación colectiva se desarrollen con un control directo y permanente por
parte de los trabajadores y trabajadoras, de forma asamblearia, democrática y
transparente. Es así como la empresa obtiene una vez tras otra todos sus
objetivos ante una plantilla de trabajadores y trabajadoras mayoritariamente
narcotizada, individualizada, y muy poco solidaria, que en las negociaciones
asume el papel pasivo de meros espectadores que les han asignado.
Al final, este convenio podrá atraer producciones (porque
vamos a acabar trabajando más y más barato que los chinos), pero esto no se
traducirá en la generación del empleo estable y de calidad que debe ofrecer una
empresa que presume de social y de ser el mejor empleador, en un momento en el
que se lo puede permitir más que nunca y también es socialmente más necesario
que nunca. Al contrario, el poco empleo que se genere será mayoritariamente
temporal y precario (trabajadores y trabajadoras de usar y tirar…), y será a
costa de la pérdida de la salud de todos y todas las que trabajemos en las
cadenas. Hasta que dentro de cuatro años haya madurado el problema que se está
dejando crecer, y entonces ya veremos…
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CGT en Volkswagen Navarra
Foro
Sindical publicado en Diario
de Noticias, el viernes 8 de Noviembre de 2013.