“De Hitler,
prostitutas y diesel: la polémica historia de Volkswagen” es el título de un artículo
publicado por el noticiario digital BBC Mundo, en el que se hace eco de la
imagen de la marca a lo largo de su historia, que ya desde sus inicios, ha
dejado mucho que desear.
A nadie se le escapan los principios de la
marca y su relación con el nazismo de Hitler, los comienzos de la fabricación
del denominado “coche del pueblo” en un campo de trabajo con esclavos sometidos
a las reglas del trabajo forzoso impuestas por el creador de la marca Ferdinand
Porsche y sufriendo innumerables vejaciones.
Aunque Volkswagen ha tratado de “limpiar” esta
lamentable imagen, con fondos de ayuda humanitaria a las víctimas y familiares,
la ética de sus dirigentes siempre ha dejado mucho que desear.
Volkswagen ha sido denunciada recientemente en
Brasil por colaborar con el régimen militar entre los años 1964 y 1985, siendo
cómplices, al parecer, de más de 400 muertes y miles de torturas, en sus
propias fábricas, en su mayoría de representantes sindicales y activistas de
izquierdas. Se ve que a estos “señores”, les fue muy bien durante el holocausto
nazi, para que 20 años después actuaran de esta manera.
Pero esto no tiene nada que extrañar, pues la
persecución sindical sigue estando a la orden del día, incluso en la mismísima
Alemania, donde cualquier trabajador crítico es sancionado y amenazado con el
despido, y a pesar de que el marco histórico es muy diferente, si miramos a las
condiciones de trabajo, vemos que Volkswagen, con la gran ayuda de los
sindicatos mayoritarios, cada día nos tiene más esclavizados, con un desprecio
absoluto hacia nuestra salud y hacia nuestro entorno social y familiar.
Ya en este siglo, en 2005, varios altos
dirigentes de Volkswagen tuvieron que renunciar por un escándalo de soborno en
todo el mundo mediante prostitutas pagadas con dinero de la compañía, para
conseguir sacar adelante una serie de reformas y despidos, para paliar los
efectos de una crisis financiera interna. Estos hechos constituyeron uno de los
mayores escándalos sexuales en Alemania.
Esta que reflejamos es su verdadera ética, y no
la de sus famosos códigos de los que hablábamos en anteriores hojas. Al mejor
empleador del mundo se la trae todo al pairo, incluso su propia imagen,
mientras trabajemos rápido, con calidad, y sobre todo barato.
Ahora, con el tema de las emisiones
fraudulentas, no vamos a decir que estamos ante el escándalo más grave y triste
de la historia de Volkswagen, pero sí al
menos de este siglo. Un escándalo en el que todo el mundo quiere echar balones
fuera y nadie quiere asumir responsabilidades. Y ya es hora de hablar claro
sobre este tema, porque, a juzgar por las declaraciones de unos y otros, nadie
quiere hacerlo.
Salta el escándalo y el máximo responsable o
irresponsable, según se mire, se pega una espantada multimillonaria. Nada más y
nada menos que el coste anual de un@s 2000 (dos mil) trabajador@s de nuestra
fábrica. Si alguno de est@s trabajador@s cometiera una negligencia, ¿tendría la
oportunidad de abandonar la compañía con una indemnización millonaria? Todos
sabemos que no. Se iría a la puta calle y con una mano por delante y otra
detrás. Un ejemplo más de la particular manera de entender la ética del Grupo,
en función de quien se trate, porque, ¿alguien puede creerse que este señor de
amplia sonrisa no sabía nada?, y el Sr. García Sanz, el de los desayunos con
Manías y Duque, flamante jefe de compras de todo el consorcio, ¿tampoco lo
sabía? ¿Quién dio la orden de comprar a Bosch el software para hacer la trampa?
Pecando de ingenuidad, quizás nadie sabía por qué y para qué se compraban, a
pesar de que la propia Bosch, incluso empleados de Volkswagen habrían alertado
sobre la posible ilegalidad de su utilización.
A rey muerto, rey puesto, y al nuevo “monarca”
de Volkswagen, lo primero que se le ocurre decir es que sólo unos pocos
trabajadores son culpables de este escándalo. Vaya jeta tiene el tío. ¿Qué
trabajador tiene la capacidad de decidir un motor trampeado en modelos que van
a salir a la venta, modelos estrella, de los que, al parecer se han vendido 11
millones (más de 1,5 veces la producción total de nuestra fábrica en sus 50
años de historia), colándosela a todo kiski?
¿Cuál es el papel y sobre todo la
responsabilidad de los dirigentes en todo esto? ¿Cuál es el papel de ese
Consejo de Vigilancia, del que forman parte los amigos de UGT y CCOO con
Osterloh a la cabeza, y a quien únicamente se le ocurre pensar en eficiencias?
Y no podemos olvidar a otros caraduras como el
ministro Soria, quien ahora dice que va a exigir la devolución de las
subvenciones por comprar vehículos menos contaminantes. Para CGT, ellos también
son responsables. ¿Por qué soltaron “la Gallina” sin comprobar que realmente
contaminan lo que dicen?
Pero en CGT, lo que más nos preocupa es la
situación que se nos puede generar a los trabajadores. Porque no nos cabe duda
que todas las consecuencias, no ya de las multas, de los costes de las
adecuaciones de los motores, sino de la pérdida de confianza del cliente
engañado y del posible cliente, que obviamente se traduce en pérdidas de
pedidos. De momento ya se está rumoreando que algunas inversiones previstas no
se van a llevar a cabo.
No queremos entrar en el alarmismo, pensando en
cierres de fábricas, pero pensando en el presente o en el futuro más próximo,
poniendo como ejemplo lo que pueda pasar de aquí a fin de año, ¿qué pasaría si
los clientes se vuelven para atrás, y en vez de los aumentos de producciones
anteriormente anunciados vienen recortes? ¿Vamos a ser l@s trabajador@s los que
tengamos que asumir esa situación con días de bolsa u otro tipo de medidas que
se puedan plantear?
De momento la Dirección de Volkswagen Navarra
S. A. dice no saber nada, aunque en algún medio de comunicación ha salido
publicado, poniendo en boca de algún sindicalista y de la propia Dirección, que
el POLO no está afectado. Si eso es cierto, no sería una mala noticia, pero la
experiencia nos hace estar alerta, pues en esta fábrica nunca se había trabajado
con amianto, luego han ido apareciendo casos de enfermedades y muertes por esta
causa, el reconocimiento de haberse trabajado, de haberse cumplido en todo
momento con la legislación pero sin embargo no se sabe nada de las mediciones…
¿Estará la Dirección de Volkswagen Navarra S. A. actuando de la misma manera
ante este nuevo escándalo?
Lo que sí es cierto, es, que la pérdida de
confianza del cliente, por quien tan poco o nada han mirado, o mejor dicho, a
quien han engañado estos irresponsables, puede traernos consecuencias muy
negativas, y a pesar de la preocupación de la Plantilla, nadie de este Comité
de Empresa, salvo CGT, quiere posicionarse.
CGT ya ha pedido una reunión urgente de la
Comisión Sindical de Seguimiento del Comité de Empresa, en la que propondrá que
se exija a la dirección de Volkswagen Navarra S. A. y a la de todo el
Consorcio, la depuración total de responsabilidades, y que ante posibles
recortes de producción provocados por este escándalo, estos no repercutirán en
la plantilla actual, eventuales incluidos, y mucho menos se aplicarán días de
bolsa frente a dichos recortes, asumiendo la empresa, a futuro, los posibles
días de cierre que puedan producirse por esta circunstancia, y que se haga
partícipe de esta reivindicación, al resto del Comité de Empresa Europeo y
Mundial.
Como decíamos, esto va a traer cola e
imaginamos que otras marcas también se van a ver afectadas, pues mientras los
consorcios tratan de enfrentar a sus propias plantillas, entre ellos están muy
unidos, y siempre buscan soluciones conjuntas a sus problemas. De momento, ya
hay rumores de que otros fabricantes europeos también podrían haber trampeado
sus motores. Ha sonado el nombre de BMW pero, al parecer, aunque no han
transcendido nombres, habría más.
Que cada palo aguante su vela. CGT tiene muy
claro que intentará por todos los medios que esta plantilla, que ha dado su
salud para ser la más productiva del Grupo, no pague las consecuencias de las
irresponsabilidades de sus dirigentes.
SALUD. Landaben, 30 de septiembre de 2015