Una representación de la Sección
Sindical de CGT en Volkswagen Navarra S. A. ha participado en la 1ª Conferencia
Internacional de Trabajadores de la Automoción que se celebró en Sindelfingen
(Alemania) entre el 13 y el 18 de octubre.
Como no podría ser de otra
manera, el escándalo de las emisiones de Volkswagen es uno de los temas
estrellas de esta Conferencia. Y las noticias que se escuchan no son nada
buenas, sobre todo en lo que pueda afectar al futuro de las fábricas y al mantenimiento
de las plantillas.
Al parecer, en la fábrica de
Hannover, donde se fabrica la Transporter, el Amarok, el Porsche Panamera,
etc., 1000 trabajadores con contrato eventual para tres años, los cuales comenzaron
su contrato este año, serían despedidos el 31-1-2016, así mismo, se han
paralizado determinadas inversiones.
De la misma manera, y dentro del
conjunto de fábricas de Alemania, 986 trabajadores con el mismo tipo de
contrato, eventual con tres años de duración, finalizarían el mismo en 2016,
3906 que finalizarían el suyo en 2017 y 2354 que lo harían en 2018, serían
despedidos en breve.
En fábricas donde tenían
incorporado un turno de trabajo en sábado, como Kassel en Alemania, o Puebla en
México, ya lo han quitado y en Brasil
han despedido a un número importante de trabajadores/as. Igualmente se han
reestructurado las producciones en determinadas plantas donde se fabricaban
motores, desapareciendo algunos turnos de trabajo.
Todo esto solo es la punta del
iceberg, del plan estratégico diseñado para paliar el desastre provocado por la
estafa a nivel mundial que la Dirección de Volkswagen diseñó y que, según
dijeron al destaparse el fraude y las posibles consecuencias del mismo, no
afectaría al empleo... ¡Pues menos mal!
En realidad, según la información
que transmitió el presidente del Comité de VW-NA a la vuelta del Comité
Mundial, la nueva Dirección del Grupo informó de que llegan tiempos difíciles. Dijeron
que hay 10 millones de coches repartidos por 28 países sin homologar y que se
está diseñando una batería de medidas para conseguir su homologación. Con el
alto coste que ello conlleva.
Que se va a aplicar un programa
de eficiencias “doloroso” que conlleva recortes en general y que los puestos de
trabajo están en el aire. Que tienen graves problemas de liquidez, en parte,
debido a las sanciones anunciadas y a las reparaciones que deberán llevarse a
cabo, en parte, debido a que un número importante de los vehículos vendidos,
miles de millones de euros, están financiados por la financiera de Volkswagen,
los cuales no saben si van a poder recuperar.
Que debido a la pérdida de
credibilidad y a las dudas sobre la viabilidad del Grupo hay problemas para
conseguir la financiación necesaria para el desarrollo del trabajo diario, que
asciende a una cifra de entre 30.000 y 40.000 millones al año. Que el problema
de liquidez es tan grave que corre peligro incluso el pago de las nóminas, etc…
De esto nos enteramos al mismo
tiempo que aparecen en prensa nuevas noticias, cada vez menos tranquilizadoras.
Resulta que Volkswagen habría admitido la existencia de un segundo software
para trucar las emisiones, favoreciendo el sobrecalentamiento del catalizador
de control de emisiones para así separar los gases emitidos, NOx y CO2, en un
intento de seguir camuflando las emisiones reales.
La cosa tiene su miga, y de lo
que nos iremos enterando conforme avance el tiempo. Para que luego vengan estos
caraduras y digan que la culpa es de un puñado de trabajadores, el 0,01% según
dicen. Nos quieren hacer creer que en Volkswagen cualquier don nadie puede
tomar la decisión de encargar dos
software y ponerlos en una millonada de coches, un número todavía indeterminado
ya que cada pocos días lo cambian, sin que quienes toman las decisiones hasta
de la compra del último tornillo tengan conocimiento de ello.
La cúpula directiva de Volkswagen
lo sabía desde hace tiempo, mucho tiempo, y si este escándalo ha salido a la
luz ahora, es más que previsible que sea fruto de la venganza del Sr. Piech
contra el Sr. Winterkorn, en esa guerra que han mantenido por el poder en el
consorcio. Cuando Winterkorn salió reforzado de esta guerra, forzando la
retirada de Piech, el biógrafo de este último dijo lo siguiente “en esta guerra sólo va a haber un perdedor,
y este no va a ser Piech”, y a la vista está que no, ni “políticamente” ni
económicamente, pues cuando bajaron las acciones del Grupo fruto de este
escándalo, Piech podría haber comprado un 1,5 % de las acciones de Volkswagen.
Sin duda una gran estrategia por su parte.
Primero nos manipulan y engañan y
acto seguido nos toman por tontos. Al final seguramente, y con la inestimable
ayuda de los de siempre, tratarán de hacernos creer que los culpables somos
nosotros, quienes montamos en los coches los componentes que nos sirven en contenedores
perfectamente secuenciados, y que Volkswagen, en un acto de altruismo sin
precedentes, nos está haciendo un gran favor al seguir manteniendo nuestros
empleos, si es que en un “alarde de generosidad” lo hace.
Compañeros/as, todo este
escándalo tendrá, ya las está teniendo, consecuencias en cadena. La pérdida de
confianza en nuestros productos llevará a una disminución de los pedidos. Esta
disminución de pedidos llevará a una bajada de producciones y ésta llevará a
reestructurar los centros de producción y las plantillas.
Llevará a concentrar las
producciones en determinadas plantas, las alemanas por supuesto, como ya ha
pasado en otros tiempos no muy lejanos, porque Alemania, en su condición de
accionista, le exigirá a Volkswagen fabricar “en casa” y si tiene que haber
recortes de plantillas que éstos sean en las colonias de explotación repartidas
por el resto del mundo, llámense Sudamérica, Sudáfrica o España, entre otras.
En la Asamblea de Afiliados/as de CGT, celebrada el pasado sábado 17 de
octubre, se acordó dar los pasos necesarios para celebrar ASAMBLEAS GENERALES en
fábrica.
Volkswagen: Un lobo con piel de cordero
Salud Landaben
a 19 de octubre de 2015